Que multitud de sensaciones pueden provocarnos los aromas... pueden transportarnos a la cocina de nuestra abuela, al primer amor de nuestra juventud o algún lugar de nuestra infancia…nos recuerdan personas, situaciones, lugares o emociones de nuestra vida.
He
descubierto que los Aceites Esenciales son de gran ayuda en todos los procesos
curativos. El "cerebro emocional" o sistema límbico, responde a los
aromas de forma instintiva, hay estudios que demuestran que el corazón tiene su
propia inteligencia. La cualidad sutil de un aceite esencial puede penetrar en
un área de nuestra conciencia que ha quedado cerrada, permitiéndonos contemplar
una situación desde una perspectiva distinta. Cuando aplicamos un cosmético con
aceites esenciales actuamos en la piel y más allá de la piel.
El cuidado de uno mismo nunca es un acto de egoísmo. Simplemente
es un buen servicio al único don que tenemos, el don por el cual estamos en la
tierra para ofrecerlo a los demás. Siempre que escuchamos nuestro interior y le
brindamos los cuidados que necesita, lo hacemos no sólo por nosotros, sino por
todos aquellos con cuyas vidas estamos en contacto.
Parker Palmer